PRENSA

Se presentó el «Informe Anual sobre antisemitismo en Argentina»

Como año tras año desde 1998, se presentó ayer el Informe anual sobre Antisemitismo en la Argentina 2012, elaborado por el Centro de Estudios Sociales de la DAIA, que lucha contra la discriminación y la xenofobia. El Informe relevó 243 denuncias de antisemitismo que fueron radicadas en la DAIA durante el año pasado, cuya naturaleza es variable pero no su fondo. El antisemitismo continúa muy arraigado en nuestro país, y esa es una de las conclusiones más penosas del informe, como coincidieron en señalar quienes integraron el panel de la presentación –Julio Schlosser, presidente de la DAIA; la socióloga Graciela Römer; el prosecretario del Colegio Público de Abogados, Juan Pablo Iunger y Marisa Braylan, compiladora del volumen–. Braylan explicó que «mientras el 36% de las denuncias reproduce la simbología nazi, que es el modo por excelencia de las manifestaciones antisemitas, como las pintadas callejeras con cruces esvásticas, el 25% lo ocupan las expresiones xenófobas, y el 12% las referencias sobre una conspiración y dominación del mundo. Las 243 denuncias radicadas en 2012 no difieren demasiado de la cantidad que se registró en 2011 pero continúa la tendencia creciente del espacio virtual como canal de esas expresiones».»No creamos que el imperio de la corrección política basta para desterrar el antisemitismo argentino. Hay cosas que ahora no se dicen en público, pero sí en privado», sostuvo Römer, que contó que hace años viene llevando a cabo una investigación según la cual un 30% de la población nacional carga prejuicios antisemitas. «Cuando me preguntás si tengo orígenes judíos, contesto: tengo presente judío, porque quiero que el antisemitismo deje de estar presente en nuestros países», añadió la socióloga. El Informe indica que en 2012 hubo cinco agresiones físicas a personas de origen judío, y hubo muchas más de otro tipo: agresiones verbales, amenazas, pintadas en casas de familia, mensajes en el vasto mundo de Internet y las redes sociales, etcétera. Entre los asitentes hubo gran una gran heterogeneidad de actores e instituciones, que fue celebrada por los panelistas. «Esta presencia tan variada nos indica que estamos yendo en el camino correcto, porque cada vez son más las instituciones, estatales o no, que se hacen eco de nuestras denuncias», sostuvo Schlosser. La compiladora del Informe, Marisa Braylan, cerró la presentación explicando la naturaleza de los picos de antisemitismo que se dan cíclicamente en nuestro país: «Llegamos a la conclusión de que muchas veces, el alarde antisemita es un avatar de conflictos en Medio Oriente. El desconocimiento de lo que ocurre en esa región actúa como envalentonamiento del prejuicio nacional, y acá se confunde la política exterior de Israel, y la de los países vecinos, con la comunidad judía en Argentina.»