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Reflexión Política: «Deportación en Roma – Escape en Dinamarca»

Este mes conmemoramos dos acontecimientos dramáticos ocurridos en Europa hace setenta años. La Segunda Guerra Mundial estaba desatada así como el plan de exterminio nazi contra el pueblo judío. En dos países diferentes -Italia y Dinamarca- y al mismo tiempo, octubre de 1943,  la suerte de los judíos sería dispar.

En septiembre de aquél año, los alemanes ingresaron a Italia y rápidamente comenzaron las matanzas de los judíos italianos. A mediados de mes, unas veinte familias judías residentes próximas al Lago Maggiore fueron matadas a tiros o ahogadas. Menos de veinticuatro horas más tarde, veintidós judíos fueron deportados. Dos días después, 349 fugitivos judíos fueron atrapados en el norte del  país y la mayoría de ellos, deportados. Al poco tiempo Roma cayó bajo la ocupación nazi. La madrugada del 16 de octubre, 1.259 judíos fueron sacados del ghetto y transportados al Colegio Militar Italiano. Dos días después, 1.023 de ellos fueron enviados a la estación de trenes. El destino final era Auschwitz. Siete días más tarde, 827 habían sido gaseados y sólo 17 sobrevivieron a la guerra. Más de cuatro mil judíos italianos fueron cobijados en conventos, monasterios, escuelas y hospitales católicos e incluso en la residencia papal en Castel Gandolfo, aunque Pío XII no condenó públicamente los arrestos ni las deportaciones. En los ocho meses siguientes que duró la ocupación nazi, otros ochocientos judíos aproximadamente fueron deportados.

Ese mismo mes, los nazis impusieron la ley marcial en Dinamarca (ocupada desde 1940) y comenzaron a arrestar y deportar a los judíos. El pueblo danés respondió alertando, ocultando y ayudando a escapar a sus compatriotas judíos. Durante tres semanas, de los 8.000 judíos daneses más de 7.200 (y 680 parientes no judíos) fueron trasladados a bordo de embarcaciones danesas hacia Suecia, país neutral. Los alemanes lograron capturar a más de 450 fugitivos judíos y los enviaron a Theresienstadt en Checoslovaquia; los daneses hicieron llegar alimentos al campo de concentración. Cincuenta y uno de estos judíos murieron. El resto fue rescatado gracias a las presiones que Dinamarca ejerció sobre Alemania por su salvación. Este fue un caso único en la historia de esa época oscura en tanto se trató de un esfuerzo de rescate nacional. Involucró a policías, pescadores, sacerdotes, miembros de organizaciones sociales y ciudadanos comunes. La gesta extraordinaria probó cuanto podía hacerse de existir el coraje y la determinación de actuar.

A siete décadas de estos hechos, la DAIA, representación política de la comunidad judía de la Argentina, recuerda y reconoce la valía de aquellos que obraron para salvar vidas judías y dignificaron así su humanidad.