PRENSA

Reflexión Política: La ONU frente a Siria

Desde el inicio de la tragedia en Siria -más de cien mil muertos, dos millones de refugiados y cuatro millones de desplazados internos- el mundo entero ha fijado sus ojos en las Naciones Unidas, esperando acción y liderazgo para frenar la masacre en curso, la que llegó a su cumbre del horror con la muerte por gas venenoso de alrededor de mil cuatrocientas personas, incluyendo a cientos de niños, el mes pasado.

Como es sabido, el único órgano de su sistema habilitado para dirimir cuestiones de paz o guerra, de intervenciones o sanciones, es el Consejo de Seguridad. Y como es también de público conocimiento, este órgano ha estado trabado por el ejercicio del veto que han empleado Rusia y China para bloquear la acción efectiva apadrinada por la ONU. Ahora que Washington y Moscú parecen haber alcanzado un principio de acuerdo sobre el destino del arsenal no convencional del régimen sirio, seguramente veremos algún tipo de movimiento en su seno. Aunque la cuestión crucial del castigo a un dictador que se las ha ensañado con su propio pueblo todavía permanece irresuelta.

Mientras esto se dirime en la habitual forma de toma y daca diplomático en la sede central en Nueva York, otro órgano de la ONU ha estado actuando de manera cuestionable sin que se llamara demasiada atención al respecto. El Consejo de Derechos Humanos (CDH), asentado en Ginebra, es el ente responsable, como su nombre indica, de velar por la preservación de los derechos humanos en todo el mundo. De él se espera que alerte, denuncie y actúe cuando derechos humanos básicos son violados o pisoteados, como clara y brutalmente está ocurriendo en Siria.

Sin embargo, en las más de tres semanas que han transcurrido desde el uso de gas contra población civil en los suburbios de Damasco, hecho que una comisión de la propia ONU acaba de confirmar, el CDH no ha convocado a una sola sesión de emergencia para tratar el tema. En una declaración efectuada en el recinto del CDH el pasado 10 de septiembre, la ONG suiza United Nations Watch tomó la palabra para sacudir de su inercia al foro diplomático: “¿Dónde está la indignación moral de este Consejo? ¿Dónde está su sentido de urgencia? ¿Puede un organismo de derechos humanos, que ignora estas atrocidades, ser considerado creíble, eficaz, o de alguna manera pertinente?”.

Será útil recordar que otro órgano de la ONU, la UNESCO, asentada en París, dio la bienvenida a Siria como integrante de su comité de derechos humanos en el 2011 aún después de iniciada la represión del gobierno contra ciudadanos que pedían por libertad y democracia. El representante de Bashar al-Assad todavía permanece allí.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Navy Pillay, ha denunciado la comisión de crímenes contra la humanidad en Siria y ha pedido al Consejo de Seguridad que derive el caso a la Corte Criminal Internacional para que los responsables rindan cuentas. El CDH debatió sobre Siria en los días pasados, en una reunión programada hace meses en su agenda. Cabe esperar que la condena por los graves acontecimientos en aquella nación árabe sea de ahora en más potenciada.