PRENSA

El fantasma del acuerdo con Irán rodeará a la Presidenta en la ONU

A apenas un mes de su paso por allí, la Presidenta vuelve hoy a Nueva York para sumarse a una asamblea general de las Naciones Unidas (ONU) donde la comidilla es la posibilidad de que el encuentro sea escenario de un posible -pero aún incierto- gesto de distensión entre los gobiernos de Irán y los Estados Unidos. «¿Habrá o no saludo entre Barack Obama y Mohamed Rohani?», era ayer la pregunta entre miembros de delegaciones que se acercaron a la monumental sede de cara al río para retirar las acreditaciones con que, con suerte, se puede sortear la maraña de seguridad que ya impera en la ciudad. Es una situación paradójica para la Presidenta, que, para estas mismas fechas y en el mismo escenario, anunciaba hace dos años la controvertida decisión de «abrir las puertas al diálogo» con Irán para lograr el «interrogatorio» de los ciudadanos de ese país acusados por el atentado terrorista contra AMIA-DAIA. Lo hacía en respuesta a una «carta» que le habían hecho llegar las autoridades de Teherán. Hoy, sin avance alguno en la espinosa cuestión -que abrió dolorosas ampollas en nuestra sociedad-, hay enormes dudas de que quiera reflotar el tema cuando hable mañana ante el plenario de delegados. Una duda que cobra perspectiva con la mirada hacia Teherán como cuestión subyacente en la cita por excelencia de la diplomacia internacional.¿Qué dirá la Presidenta? Fuentes consultadas por La Nación dijeron que ella sólo lo sabe. Pero que es posible que retome la crítica a los llamados «fondos buitre», que renueve el reclamo por las islas Malvinas y que «repase» la agenda internacional con condenas a cualquier intentona militar en Siria y a las maniobras de espionaje masivo que serán, en todo caso, dos mensajes para Estados Unidos.