Sr. Presidente, Sras y Sres., estimados amigos:
Shalom. Esta palabra tiene un poderoso significado para todos nosotros, para nuestro pueblo. Somos un pueblo amante de la paz, siempre lo hemos sido, y no podemos darnos el lujo de ignorar las lecciones que nos brindan las tragedias de nuestra historia.
Como ningún otro pueblo sobre la tierra debemos justificar permanentemente nuestro derecho fundamental, nuestro derecho a existir como pueblo y como un estado judío.
Hoy me presento ante ustedes, en el centro de Europa, en esta Asamblea General del Congreso Judío Mundial, como un orgulloso líder de la DAIA, el cuerpo representativo político de la comunidad judía argentina.
Constituye una significativa responsabilidad compartir con ustedes nuestras preocupaciones con respecto a las múltiples luces amarillas de advertencia, que una vez más reclaman nuestra atención.
Hace aproximadamente 70 años, la Solución Final estaba exterminando a un tercio de nuestro pueblo. Hubo advertencias entonces, la mayoría de ellas ignoradas por lideres políticos y gobiernos. Un mundo que prefirió mirar hacia otro lado, ignorar los desesperados llamados a actuar contra el mal absoluto, que había tomado la decisión y estaba ejecutando su política de exterminio.
Hoy enfrentamos a nuevos enemigos, lobos disfrazados de corderos, lamentablemente a veces con la complacencia de nuestros funcionarios de gobierno.
Como Uds. saben, el 18 de julio de 1994 la casa central de nuestra comunidad en Bs. As., que albergaba a la AMIA y a la DAIA, fue destruida por un ataque terrorista fundamentalista, con 85 víctimas fatales, centenares de heridos y masiva destrucción.
Un tribunal independiente de mí país a determinado, basado en sólidas evidencias, que el ataque fue planeado por los más altos niveles del gobierno de Irán, con la participación de diplomáticos de ese país basados en la Argentina y con la ejecución por parte de agentes del Hezbola.
Varios funcionarios iraníes, incluyendo al actual ministro de defensa y a un precandidato presidencial para las próximas elecciones, están bajo órdenes de arresto emitidas por el tribunal y avaladas por Interpol. El gobierno iraní se ha negado permanentemente a cooperar, ha rechazado cualquier tipo de involucramiento de ciudadanos iraníes y ha agraviado reiteradamente a nuestras instituciones democráticas.
Luego de prolongadas negociaciones secretas, nuestro gobierno ha firmado un Memorándum de Entendimiento con el gobierno de Irán, estableciendo una Comisión de la Verdad, cuestionando por lo tanto la validez de la investigación. El Memorándum, ha sido categóricamente rechazado por la comunidad judía argentina, que ha denunciado que en lugar de buscar la verdad y la justicia lo que logra es permitirle al victimario que se victimice, que evada sus responsabilidades, y abre caminos para que un régimen aislado obtenga un mejor posicionamiento en la comunidad internacional.
En resumen, garantiza la impunidad, no la justicia.
Estamos extremadamente preocupados por las señales de que la política exterior de nuestro país pueda estar cambiando, alejándose de nuestros amigos y aliados tradicionales y acercándose a posturas cuestionables de otros países latinoamericanos.
El parlamento argentino ha aprobado recientemente el Memorándum a través de una ley. Nosotros, la DAIA, junto con la AMIA, hemos recurrido a la justicia cuestionando su validez constitucional, con el objetivo de impedir la aplicación de ese acuerdo inaceptable.
Formulamos un llamado al Congreso Judío Mundial para que nos brinde el total apoyo en nuestra lucha contra aquellos que niegan la Shoá, que llaman a la destrucción del Estado de Israel y que amparan a terroristas.
Estimados amigos, todos nosotros recordamos que en agosto de 1942, Gerhart Riegner envió un telegrama alertando a los Aliados sobre la Solución Final aprobada por los nazis para exterminar a nuestros hermanos judíos. La respuesta fue ignorarlo, considerándolo sólo un rumor, con las terribles consecuencias que ello significó.
Hoy nuestro mundo es testigo nuevamente de alertas amarillas. No podemos permitir que las mismas sean nuevamente ignoradas.
El Congreso Judío Mundial tiene una enorme significación, y la necesidad de acciones coordinadas es esencial. Nuestra fortaleza descansa en nuestra unidad, en nuestro compromiso por nuestra causa común.
Podemos y debemos hacer una diferencia en la historia de nuestro pueblo.
Nunca más permaneceremos en silencio ni permitiremos que quienes ejercen el poder sean indiferentes en la lucha contra quienes quieren lastimar a nuestro pueblo.
Antes de finalizar mis palabras quiero compartir con Uds. mi profunda emoción y mí orgullo de ser judío.
Recuerdo los poderosos recuerdos cuando el Primer Ministro de Israel dio la bienvenida en el regreso a casa a uno de nosotros, a un hijo nuestro, Gilad Schalit, liberado después de sufrir una cruel odisea en cautividad. Nosotros, el Pueblo Judío, liberamos a 1.027 convictos, la mayoría de ellos criminales terroristas.
Para nosotros, cada vida humana es sagrada, y enaltecemos esos profundos valores.
Nosotros, juntos, podemos y debemos proteger y practicar estos principios universales que nos identifican como un pueblo judío orgullosos de serlo.
Am Israel Jai.