PRENSA

Desayuno en la embajada de Canadá

Con la presencia de organizaciones de mujeres y la diputada María Luisa Storani, ‎Mujeres en Igualdad realizó su sexto desayuno de comienzo del año de trabajo, ‎en la Embajada de Canadá. La Embajadora de este país dirigió unas palabras ‎sobre la responsabilidad de todas en trabajar por los derechos de las mujeres y lo ‎que realiza Canadá para erradicar la violencia.‎
Mirta Goldstein, Coordinadora de la Secretaría de Derechos Individuales y ‎Colectivos de la DAIA, fue invitada a exponer en nombre de la entidad. Se refirió ‎a las necesidades en este campo, dentro del marco de la colectividad judía. Dijo: ‎
‎“No es lo mismo trabajar por los casos particulares de violencia, que dentro de ‎una comunidad con sus propios valores y requerimientos. Es otra perspectiva: ‎implica mirar desde el conjunto. Para nosotros la violencia a las mujeres es un ‎capítulo de la xenofobia y la discriminación que combatimos. En mis palabras de la ‎semana pasada, en la conmemoración del día internacional por los derechos de ‎las mujeres exprese: Solo si nos deshacemos del prejuicio que cataloga a las ‎personas en inferiores y superiores, en débiles y fuertes, no olvidemos que la ‎superioridad y la fuerza fueron banderas del nazismo, y solo si el conjunto social ‎toma consciencia del obstáculo que representa en el desarrollo y progreso de una ‎comunidad, la violencia de género, podremos alcanzar modificaciones en los ‎vínculos de parentesco y el respeto al diferente. ‎
Durante siglos se consiguió arrebatar a las mujeres su fortaleza emocional y su ‎potencia creadora no dejándolas transitar, votar, vestir, sentir o estudiar según ‎su deseo y gusto. La necesidad de poder y dominio sobre el otro es un goce cruel, ‎universalmente vigente y absurdamente justificado con el argumento del ‎patriarcado, argumento que solo ha servido para absolver a los varones de sus ‎responsabilidades en los actos violatorios. No desconocemos el hecho de que los ‎agresores provienen de una cultura autoritaria, pero también tenemos que ‎hacernos cargo que las mujeres contribuimos al sostenimiento del autoritarismo ‎privado y público, cuando por idealización o beneficios y comodidades, ‎sostenemos el lugar del poderoso y el pegador.”‎