Desconocidos profanaron el Monasterio de Latrún, en las afueras de Jerusalén, en el que prendieron fuego a la puerta de madera y pintaron en las paredes leyendas de odio contra la religión cristiana y los nombres de varios asentamientos de la Cisjordania, entre ellos el de Migrón, que fue evacuado ayer. «Sabemos que hay tensión; pero no entiendo qué tiene que ver con nosotros», expresó el padre Louie al periódico Yediot Aharonot. «Somos cristianos no tenemos nada que ver con esto. Intentamos hacer todo con amor. Estamos tristes por el incidente. Es una vergüenza que haya gente que no está dispuesta a vivir y a aceptar a quienes son diferentes».
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