PRENSA

El arte de no olvidar

En el último aniversario del atentado a la AMIA-DAIA, dirigentes de la colectividad judía argentina junto con familiares de víctimas de la tragedia colocaron la piedra fundamental para el monumento a las 85 personas que perdieron la vida el fatídico 18 de julio de 1994. Pocos saben que la obra escultórica fue diseñada por Alessandro Kokocinski , considerado uno de los mejores artistas plásticos de este tiempo. Hijo de madre rusa judía y padre polaco, nació en un campo de refugiados en Italia y al finalizar la II Guerra Mundial emigró a la Argentina con sus padres. Después de vivir y exponer en diferentes países, en la actualidad está radicado en Tuscania, cerca de Roma, donde tiene su casa taller. Hace tres años, en uno de sus viajes al país, sensibilizado por el horror del atentado, se ofreció a donar una escultura que recuerda a las víctimas, cuyo valor ronda el millón de euros. Y que será colocada en la plaza Rubén Darío, de Buenos Aires, ubicada en la avenida Figueroa Alcorta, a metros del cruce con la calle Austria. En esa plaza, además del monumento «Canto a la Argentina», en homenaje al célebre poeta nicaragüense, se encuentra el del «Héroe sin tumba» dedicado a Raoul Wallenberg, el diplomático sueco, salvador de decenas de miles de judíos perseguidos por el nazismo.