PRENSA

Los inmigrantes, el costado más amargo de la crisis griega

En esta Grecia azotada por la desgracia, hay gente que vive peor, mucho peor, que los griegos. Los inmigrantes son centenares de miles de personas que han entrado sin grandes problemas por la frontera con Turquía y esperan alguna oportunidad muy difícil de poder ingresar a la Europa rica y ahora descalabrada por la gran crisis. Vienen de Pakistán, Afganistán, Bangladesh y la India, entre otros países con mayoría de su población en la miseria. Se han venido a meter justo en la peor situación económica y social de Europa. No tienen trabajo, vagan con carritos con los que “cirujean” todo tipo de desechos. Son una versión mucho más pobre y abandonada que nuestros cartoneros y son las víctimas principales de los extremistas de ultraderecha. Los nazis, justamente, tuvieron un fuerte apoyo en las legislativas del 6 de mayo. Y cuando se pronosticaba su ocaso, han vuelto a recibir, este domingo, un claro respaldo de los griegos más enconados por una situación cada vez peor. En las inmediaciones de la Plaza Omonia, en las puertas de algunas casas desvencijadas o abandonadas se apiñan personas invariablemente de tez oscura mal vestidos, a veces visiblemente enfermos. Hay familias, claro, con chicos de mirada húmeda. Son los más débiles y a los que con mayor frecuencia visitan, junto a los viejos, las enfermedades y la muerte. Malviven en la plena realidad de lo inhumano. Porque los rechazan con una variedad de actitudes que van desde el desprecio hasta la criminalización y la violencia nazi que es ahora su peor enemigo. Las elecciones fueron la oportunidad ideal para que el partido nazi Amanecer Dorado creciera después de que atacara a los inmigrantes e izquierdistas a golpes, con palos y bates.