PRENSA

Un viejo fantasma recorre Europa

Así como los gobiernos europeos ceden ante el ajuste que reclaman Alemania y el FMI, los partidos ceden ante la xenofobia y el discurso demagógico de la ultraderecha. Un crecimiento que enciende una “luz amarilla” en el viejo continente. El texto de Hegel en el que expone la construcción teórica del Amo y el Esclavo –nos referimos a la Fenomenología del Espíritu– pareciera definir la tempestuosa o intempestuosa relación de los alicaídos gobiernos de Europa. Hegel afirma: “Para la servidumbre (el siervo) la esencia es el señor; por lo tanto la conciencia autónoma que es para sí (la del señor) es para la conciencia servil la verdad”. Sólo bajo esa interpretación pueden entenderse los vaivenes que “los países más pobres de Europa” van sufriendo de acuerdo al estado anímico de su Alemania. Esta concepción deslegitima la construcción colectiva que han hecho los países europeos en sus democracias, en la cual el Estado debe cumplir, en nombre de los ciudadanos, el rol de imponer límites a los poderes concentrados. Tal como lo explica Hegel, España, Finlandia, Grecia, Italia, aceptan servilmente como su verdad la esencia de Francia y Alemania, quienes los han sometido a más de un ultraje, incluyendo el boicot de obligarlos a asumir altísimos costos que quedaron demostrados en el pasado como ineficaces de recortes y planes de ajustes sistemáticos que atentan contra los países en cuestión.