PRENSA

Una sombría amenaza. Por Pepe Eliaschev

A muy pocas semanas de un nuevo aniversario del atentado contra la AMIA, el 18 de julio de 1994, una información proveniente del corazón mismo del turbulento mundo donde se cruzan servicios de inteligencia, gobiernos inescrupulosos y organizaciones terroristas provocó escalofríos en la Argentina. Según un artículo publicado en árabe el domingo pasado por el periódico Beirut Observer en la capital libanesa, y que PERFIL hizo traducir especialmente al castellano, fuentes con acceso a servicios occidentales de inteligencia dedicadas al seguimiento de las actividades de la llamada Unidad de Operativos en el Extranjero de Hezbollah (el Partido de Dios en El Líbano) y de la Fuerza Quds, subordinada al Pasdarán iraní, relacionaron el virulento discurso pronunciado por Hassan Nasrallah, el secretario general de Hezbollah, hace pocos días, cuando aseguró que sus misiles son capaces de atacar cualquier lugar de Israel, con indicios recientes sobre la posibilidad de acciones terroristas contra intereses israelíes o judíos perpetradas por Hezbollah o la Fuerza Quds (Jerusalén).

Se trata de una unidad especial dentro de la Guardia Revolucionaria, caracterizada como fuerza de tareas encargada de “exportar” la revolución islámica en operaciones extraterritoriales de la Guardia. Responde de manera vertical al Líder Supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei. Puesta bajo las órdenes del general Qassem Suleimani, se estima que dispone de 15 mil efectivos. Pasdarán (Guardianes, en persa) es el nombre abreviado de la Guardia Revolucionaria Islámica o Ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica, la organización militar más grande de la República Islámica de Irán.

Según esa información confidencial a la que dice haber accedido el Beirut Observer, este discurso de Nasrallah antes del 15 de mayo, aniversario del Día de la Nakba, término árabe que significa “catástrofe” o “desastre”, utilizado para designar al éxodo palestino de 1948, fue una reacción táctica, anticipatoria a la posibilidad de que Israel reaccionara violentamente contra acciones terroristas de Hezbollah o de la Fuerza Quds, que podrían secuestrar soldados israelíes en el sur del Líbano, como sucedió el 12 de julio de 2006, en lo que terminó siedo el arranque de una guerra que dejó maltrecho al Líbano, incluyendo instalaciones vitales e infraestructuras.

Las revelaciones del periódico libanés aseguran que, en este contexto, la detención en enero en Tailandia de un militante de Hezbollah llamado Hassan Atris, acusado de planear un atentado terrorista contra intereses israelíes u occidentales en Bangkok, así como los arrestos de militantes iraníes involucrados en el estallido de bombas en Bangkok en febrero de 2012, con la revelación de la identidad de militantes del grupo, incluyendo la cédula de identidad de uno de los militantes, un libanés llamado Adam Rif, fueron decisivas para persuadir a varios servicios de inteligencia de que Hezbollah y los iraníes han reanudado sus actividades terroristas en América del Sur. Se menciona especialmente al apodado Adam Rif, uno de los terroristas más destacados que actúan en esta región en los últimos años.

Se llega a esta conclusión tras determinar que América del Sur es el lugar preferido por Hezbollah y los iraníes como escenario para atacar intereses israelíes y judíos, tal como sucedió aquí en marzo de 1992 y en julio de 1994. Hace ya varios años que los datos cruzados entre medios periodísticos especializados, fuerzas armadas de diversos países y servicios de inteligencia abocados a las hipótesis terroristas permiten presumir con certeza que la Venezuela de Hugo Chávez significa una base ideal para que Hezbollah disponga de una base de operaciones ilegales, del mismo modo que los iraníes, con alcance en países vecinos.

El Beirut Observer asegura que servicios de inteligencia de países sudamericanos (no menciona a la SIDE de la Argentina) detectaron en los últimos meses el ingreso de militantes libaneses de conexiones con actividades terroristas. Eso les habría permitido determinar que Hezbollah parece actuar en colaboración con la Fuerza Quds para planear atentados contra intereses israelíes en países sudamericanos, particularmente en Brasil, Colombia y Bolivia.

La crónica se completa con la puntualización de que, después del establecimiento de las severas medidas de seguridad adoptadas en Tailandia y países de ambas márgenes del Mediterráneo, los gobiernos sudamericanos reforzaron en las últimas semanas medidas de seguridad para frustrar cualquier acción contra intereses israelíes o judíos en su territorio, valiéndose de medidas abiertas y otras encubiertas en torno a estos intereses. Además, se revela que se ha desplegado un estrecho seguimiento de las actividades de ciudadanos libaneses e iraníes que hayan ingresado en países sudamericanos, el marco de una reforzada cooperación con mecanismos occidentales de seguridad. No descartan esas fuentes la posibilidad de que Hezbollah y la Fuerza Quds cuenten con ayuda de libaneses chiitas residentes en países sudamericanos.

Lo cierto y verificado es que entre mayo de 2011y febrero de 2012 Irán y Hezbollah lanzaron una campaña contra objetivos israelíes en el extranjero, incluyendo seis tentativas registradas en cinco países asiáticos (Turquía, Azerbaiján, Tailandia en dos oportunidades) y dos simultáneos, en la India y en Georgia. Se valieron de diferentes tecnologías, pero expertos de la lucha antiterrorista subrayan el uso de un dispositivo magnético que se coloca sobre vehículos usados por diplomáticos israelíes.

De acuerdo con el Centro de Investigaciones sobre Terrorismo Meir Amit, una institución israelí cuyo nombre evoca a quien fuera el tercer director general del Mossad (la inteligencia israelí), de 1963 a 1969, los ataques de Irán y Hezbollah contra blancos israelíes han sufrido en los últimos meses una cadena de fracasos, provocados “por un empeoramiento de su nivel de profesionalidad, así como la premura y la excesiva ansiedad de efectuar ataques de ese tipo no importa a qué costo. Los ejemplos de acciones abortadas por esa urgencia se patentizan en el fracasado intento de asesinato del embajador de Arabia Saudita en los Estados Unidos y en una serie de intentos de ataques contra objetivos israelíes o judíos en el exterior en venganza por la muerte de técnicos nucleares iraníes y de Imad Mughnieh, por los que los iraníes y Hezbollah responsabilizan a Israel”. En su evaluación de inteligencia del primer trimestre de 2012, los expertos del Centro Meir Amit subrayan que “sin embargo, parece que, a pesar de sus fracasos, los iraníes y Hezbollah están d i spue s tos a proseguir una campaña terrorista contra Israel y otros países que perciben como sus enemigos, como forma de ‘venganza’, para imponerse como fuerza de disuasión y hacer conocer al mundo entero el potencial terrorista del gobierno de Teherán”.

¿Qué nivel de conocimiento de estos hechos tendrán los funcionarios de la Secretaría de Inteligencia de la Argentina? ¿Qué medidas o acciones cautelares habrán tomado?