PRENSA

Discurso del Vicepresidente 1º e.e. de la DAIA, Ángel Schindel en el acto de Conmemoración del 67º aniversario de la Victoria de los Aliados y el Ejército Rojo sobre la Alemania nazi

Distinguidos invitados, queridos sobrevivientes, señoras y señores:

Hoy nos hemos congregado para conmemorar el triunfo de la justicia, del bien sobre el mal, de la libertad sobre la tiranía.

Este acto tiene un matiz diferente al que poseen las conmemoraciones que recuerdan el exterminio de seis millones de nuestros hermanos, como lo fuera hace pocos días Iom HaShoá.

Sin minimizar el horror, sin olvidar a nuestros mártires, el aniversario que hoy recordamos es también una celebración, la del fin del régimen genocida que hizo un culto del odio, que sólo trajo oprobio y sufrimiento a la humanidad.

Setenta y dos millones de seres humanos perecieron durante la Segunda Guerra Mundial, de los cuales cuarenta y siete millones eran civiles.

Sesenta y un países y casi el 80% de la población mundial estuvieron involucrados.

Diecinueve países dijeron presente y aportaron tropas a la causa aliada.

Seis millones de nuestros hermanos judíos, un millón y medio de ellos niños, fueron exterminados por el régimen genocida nazi y los colaboracionistas de los países ocupados por el Tercer Reich.

La guerra es siempre sufrimiento, horror, devastación y muerte. Nadie que abrigue sentimientos nobles y humanistas puede señalar que la guerra es buena, pero frente a la amenaza del totalitarismo nazi, podemos afirmar con profunda convicción que enfrentar al mal absoluto fue justo e imprescindible.

Era esencial detener y derrotar el proyecto nazi de dominación mundial, con su secuela de atropellos y exterminio.

Por ello, es nuestro deber moral el de rendir homenaje a los millones de combatientes, de diversas nacionalidades y credos, que integraron las fuerzas aliadas y que ofrendaron sus vidas enfrentando al nazismo y sus aliados. Su heroísmo y abnegación debe ser destacado, y todos aquellos que celebramos la libertad y honramos la vida tenemos el compromiso sagrado de rendirles tributo.

Es significativo recordar hoy que en los ejércitos aliados combatieron un millón y medio de judíos y mas de 200.000 de ellos murieron en acción. Aquellos que caían prisioneros eran ejecutados de inmediato si se descubría su condición judía.

Hoy no podemos olvidar la indiferencia de buena parte del mundo y de aquellos gobiernos que hicieron oídos sordos al llamado de nuestros hermanos perseguidos, quienes clamaban por encontrar vías de escape que les abrieran sus puertas para poder salvar sus vidas.

Tampoco olvidaremos la negativa del alto mando aliado de bombardear las vías férreas que conducían a los campos de exterminio. Cuantas vidas podrían haberse salvado.

Señoras, señores, hoy recordamos a las víctimas, honramos a los héroes, conmemoramos la derrota del nazismo, pero nuestro recuerdo y homenaje sería incompleto y casi protocolar si al mismo tiempo no renováramos el compromiso de enfrentar y denunciar todo agravio antisemita, cada intento de negar la Shoá, todo acto discriminatorio, racista o xenófobo.

La historia nos enseña trágicamente que la indiferencia frente al mal siempre favorece a los victimarios.

Por ello, señalamos nuestra profunda preocupación ante el significativo crecimiento de expresiones políticas de extrema derecha neonazi en algunos países, particularmente en Grecia, donde han recibido un preocupante respaldo electoral. Resultan alarmantes las expresiones de negacionismo de la Shoá y de culto a su satánico inspirador y líder. NO LO DEBEMOS PERMITIR. LAS NACIONES DEMOCRÁTICAS DEL MUNDO DEBEN PRONUNCIARSE SIN DILACIONES.

NO PERMITAMOS QUE EL CÁNCER SE EXPANDA!

Aprendamos las dolorosas lecciones que nos interpelan desde el pasado, permaneciendo alertas frente a la amenaza de aquellos que en nombre del sistema democrático pregonan ideologías que pretenden destruirlo.

Honremos el legado sagrado de nuestros mártires y de todos aquellos combatientes de la libertad, construyendo un futuro de paz y respeto a las diferencias entre todos los seres humanos.

Muchas gracias.