PRENSA

Editorial: Ahmadinejad, otra vez en la región

Por quinta vez, el presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, gran aliado estratégico del venezolano Hugo Chávez, visita oficialmente América latina. En Caracas, lanzó sus clásicas provocaciones a la comunidad internacional, preocupada por el desarrollo clandestino del programa nuclear iraní que parecería tener efectivamente un capítulo militar, vinculado con la fabricación de armas atómicas.

De Venezuela, Ahmadinejad pasó a Managua, para participar en la toma de posesión de Daniel Ortega como presidente de Nicaragua, tras elecciones marcadas por el fraude. Ortega asumió un nuevo mandato, esta vez con facultades hegemónicas, contra lo que indica la Constitución de su país. Sólo siete presidentes concurrieron a acompañarlo: Chávez, Ahmadinejad, y los de Honduras, Guatemala, Surinam, El Salvador y Haití.

El periplo de Ahmadinejad se completa con visitas a Rafael Correa, en Ecuador, uno de los principales líderes de los duros ataques contra la prensa independiente en la región, y a los hermanos Fidel y Raúl Castro, en Cuba. Llama la atención que ningún país en la región haya alzado su voz ante la presencia de Ahmadinejad, no sólo por el programa nuclear iraní, sino en defensa de los derechos humanos que el régimen iraní pisotea al encarcelar a opositores y disidentes. Sólo la B’nai B’rith Argentina dio un comunicado en el que puntualizó que el autoritario régimen iraní se caracteriza por un profundo desprecio de los más elementales derechos valorados por las naciones latinoamericanas, entre ellos el respeto por la mujer.

Ahmadinejad, que obtuvo su reelección en Irán, en 2009, con fraude, acalló con una violenta represión a los miles de ciudadanos que se animaron a protestar contra lo sucedido. En marzo próximo se realizarán allí elecciones parlamentarias y, posteriormente, elecciones presidenciales, en 2013, Ahmadinejad, enemistado con los clérigos que dominan la teocracia iraní, ha salido al exterior en busca de mejorar una imagen doméstica fuertemente deteriorada. Pronto habrá una primera señal sobre sus posibilidades de sobrevivir políticamente: será la posición que adopte el Consejo de Guardianes, que debe certificar previamente la pureza ideológica de los candidatos, respecto de los parlamentarios que han sido propuestos por Ahmadinejad.

La situación interna iraní se ha complicado mucho: la economía tiembla, la moneda se devalúa precipitadamente, y los reformistas no participarán en las elecciones, en un esfuerzo por deslegitimarlas. Habrá más sanciones económicas de la Unión Europea a fin de mes; lo mismo harán los Estados Unidos, lo que ha provocado chispazos y amenazas respecto de la navegación en el estrecho de Ormuz.

Quizás esto explique el porqué de la nueva gira exterior de Ahmadinejad, para recoger aplausos de los gobiernos autoritarios de América latina, que aún apoyan al represivo régimen de los Assad, en Siria. Gobiernos que no parecen preocuparse por la falta de respuesta adecuada de Irán a la investigación judicial argentina del atentado contra la AMIA.