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Dan Meridor: «Argentina debería ser parte de la campaña contra un Irán nuclear»

En Buenos Aires, tras un viaje relámpago, el principal responsable político de la energía atómica y los servicios de inteligencia de Israel expuso esta semana el pensamiento de su gobierno sobre temas delicados, pero se guardó de revelar lo que le dijeron del lado argentino. En su conversación con PERFIL, el viceprimer ministro Dan Meridor mostró ser un perspicaz conocedor del plan nuclear de Irán, pero no fue sencillo sonsacarle si el gobierno de Benjamin Netanyahu ya decidió liquidar de manera preventiva la infraestructura misilística de la República Islámica, para evitar un sorpresivo ataque nuclear iraní.
Meridor, de 64 años, nació en Jerusalén y es uno de los seis viceprimeros ministros en el gobierno de su país. Integra un gobierno de coalición, encabezado por Netanyahu desde el 31 de marzo de 2009. ¿Energía atómica y servicios de inteligencia juntos bajo un mismo paraguas? Meridor sonríe y sugiere no prestarles demasiada importancia a las formalidades institucionales, pero no puede desmentir que la descripción de su ámbito dentro del gobierno israelí transparenta la legendaria preocupación estratégica del Estado judío por su preservación y subsistencia. Las carteras de Defensa y Relaciones Exteriores no manejan ese núcleo duro del poder israelí, donde convergen el largo brazo de su inteligencia (el Mossad) y el complejo nuclear-estratégico.

Abogado graduado en la Universidad Hebrea, Meridor viene de una familia con vínculos estrechos con el poder político. Su padre fue íntimo compañero de Menajem Beguin en la Guerra de Independencia, y su hermano ha sido embajador en los Estados Unidos.

Vino a Buenos Aires por la reunión mundial de la Agencia Judía, pero habló con Héctor Timerman, uno de cuyos hermanos vive desde hace décadas en Israel. Prolijo en su condición de dignatario extranjero, no soltó prenda de su conversación con Timerman, pero demostró tener muy presentes los cortocircuitos que el Gobierno argentino ha tenido con Israel a propósito de la zigzagueante actitud de la Casa Rosada con Irán. A propósito del reconocimiento argentino de un Estado palestino, dijo con claridad, empero, que aun cuando la Argentina e Israel forman parte de las naciones democráticas (“Occidente”, dijo), no siempre piensan lo mismo. “Yo tengo muy en cuenta que ustedes, los argentinos, han sufrido en su propia piel las consecuencias del terrorismo internacional, en 1992 y 1994”, me puntualizó en correcto inglés.

—En marzo de 2003, los Estados Unidos y muchas naciones de Occidente irrumpieron en Irak, derribaron al régimen de Saddam Hussein y ocuparon el país. El razonamiento fue que el régimen poseía armas de destrucción masiva. Tal postulado nunca se demostró cierto. Las armas no existían y tampoco se pudo verificar que hubiera nexos entre el régimen iraquí y Al Qaeda. ¿Por qué deberíamos dar por ciertas las revelaciones de que es ahora el régimen de la República Islámica de Irán el que posee armas nucleares con las que puede atacar a Israel?

—Israel no participó de aquella intervención. No se la puede comparar. Ahora hablamos del informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), que ha hecho un trabajo muy cuidadoso y que conozco muy bien, un texto que he leído con mucho detenimiento y que ha sido preparado por expertos de diez países. No es un trabajo hecho por los Estados Unidos o por Israel. Pero, además, sabemos muchas cosas sobre Irán y sobre su programa de enriquecimiento de uranio, no nos caben dudas de que han alcanzado porcentajes de enriquecimiento de uranio muy preocupantes. Ya han conseguido disponer de 4,5 toneladas de uranio enriquecido. Eso esta claro, así como que ya han desplegado más de 400 misiles Shahab, con rango suficiente como para impactar en Israel y en Europa y capaces de cargar material nuclear. Lo que faltaba era hacer la relación entre el dominio de la misilística para lanzar cargas nucleares, y acceder a la fabricación de dichas armas nucleares. Necesitan para eso enriquecer uranio hasta el 90%: pueden hacerlo, pero a tal efecto deberían romper todos los acuerdos internacionales. Pero están cerca de eso: tienen cómo transportar dichas cargas y parecen avanzar hacia el manejo del arma nuclear. De modo que la cuestión no es sólo técnica, es sobre todo política.

—Pero si el argumento israelí fuera verídico e Irán avanza rápidamente rumbo al control y uso del lanzamiento de cargas nucleares…

—No tan rápidamente como ellos quisieran…

—Si tal hipótesis se confirmara, ¿por qué Irán no ha ejecutado pruebas nucleares en la atmósfera o subterráneas, como han hecho otros países que ya son nucleares?

—Bueno, China, India y Pakistán tal vez hicieron las pruebas con sistemas menos avanzados en su momento. A Irán le hubiera gustado marchar en este camino mucho más rápidamente, pero las sanciones internacionales han sido efectivas desde 2003. Eso ayudó a que el programa nuclear iraní se retrasara y han tratado de compensar las restricciones pidiendo apoyo en otros países, incluso Brasil.

—Pero para ustedes la preocupación es Irán…

—Es que Irán es parte del mundo y tiene relaciones comerciales con muchos países. Este informe de la agencia atómica internacional trató de detenerlo con Rusia y con Brasil. No es una cuestión retórica para nosotros…

—¿Pero cuál cree Israel que es el objetivo del régimen iraní? ¿Ustedes creen que ellos estarían resueltos a usar el arma nuclear antes que otros? ¿No podría ser que quieran llegar a tenerla, pero sólo para manejarla y servirse de ella como disuasivo, tal como han hecho otros países?

—Pregúnteles a los árabes, que son los primeros en rechazar la posibilidad de un Irán con armas nucleares. Ya lo vimos a través de WikiLeaks: están preocupadísimos por los planes nucleares iraníes, no sólo nosotros. Es una preocupación en la mayor parte del mundo occidental: que Irán disponga del arma nuclear cambiaría el mundo tal como lo conocemos…

—¿Por qué?

—Porque Irán es una combinación de poder religioso con poder militar. Ellos hablan con Dios, ellos saben lo que Dios quiere y además practican la política de exportar la revolución islámica. Mire a Hezbollah en El Líbano, a Hamas en Gaza. Es un régimen que viola las reglas internacionales. No les interesan. ¿No es el mismo gobierno que fue denunciado hace pocas semanas de complotar para matar al embajador de Arabia Saudita en los Estados Unidos? Los países árabes sospechan que Israel tiene acceso a armas nucleares, pero no temen que las usemos si las tuviéramos; en cambio sí les preocupa muchísimo que Irán las tenga. Egipto ha admitido ese temor.

—¿Cuánto comparten los Estados Unidos ese temor?

—Durante seis, siete décadas las naciones de Occidente prácticamente cambiaron su abastecimiento de petróleo apoyando gobiernos que hoy ya no son aceptables. Pero los Estados Unidos tienen hoy conciencia de que un Irán con armas nucleares es un peligro y una amenaza y lo mismo sucede con los países árabes, atribulados por la perspectiva de un Irán nuclear que sería símbolo de desequilibrio en la región. Nosotros, por supuesto, estamos preocupados, ¿cómo no habríamos de estarlo?, pero no somos los únicos ni los más preocupados…

—¿Israel ya llegó a la conclusión de que no puede esperar más? ¿Qué tiene que pasar para que pierdan la paciencia? Ustedes le destruyeron en 1981 su reactor nuclear a Saddam Hussein, que estaba a punto de terminarlo. ¿En qué se diferencia ese Irak de 1981 con este Irán de 2011?

—Bueno, Saddam Hussein también planteaba eliminar a Israel de la faz de la Tierra, pero eso fue hace mucho, cuando yo era apenas un joven abogado dedicado a la práctica privada. Lo cierto es que lo de Irak era una combinación peligrosa: armas nucleares en camino y retórica de eliminar a Israel. Otros la han intentado. Los Estados Unidos y Gran Bretaña evitaron una Libia nuclear y hace pocos años también Siria quiso entrar al club. Si estas cosas no se confrontan, entramos en un conflicto fuera de control.

—Pero otros países tienen armas nucleares…

—Sí, pero nadie podría imaginar que, por ejemplo, Gran Bretaña recurriera a las armas nucleares en un conflicto. Lo de Irán es otra cosa: éste es un régimen convencido de que habla con Dios y de que representa a Dios.

—Bueno, pero no puede negarse que la Liga Arabe ha aislado a dictadores como Basher al-Assad en Siria…

—¡Es que ese tipo es un carnicero que está asesinando a su propio pueblo todos los días! Además, el mundo ha cambiado y ya hay cosas que no se pueden ocultar más. Estamos en un tiempo diferente y todos se enteran de todo lo que sucede, todo el tiempo. Por TV, por Internet, por radio, por las redes sociales, las noticias ya no se pueden ocultar. El padre del actual dictador Assad mató a 20 mil de sus compatriotas hace treinta años y jamás se consiguió una foto de la masacre. Hoy eso sería imposible. Todo se ve en la pantalla mientras sucede.

—¿Eso es lo que se llama la primavera árabe?

—Veremos. Por ahora, los gobiernos son menos poderosos y los pueblos son más poderosos. Pero en la primera revolución democrática que hubo, la de Túnez a comienzos de año, los resultados son llamativos. Es el país más occidental, secular y francófilo del mundo árabe y en las primeras elecciones democráticas que se celebran ganaron los islamistas, así que…

—Pero se han producido cambios, aunque no se sepa para dónde apuntan…

—En el mundo moderno los cambios ya no pueden ocultarse y esto es lo que están viviendo ahora los árabes. Las ideas democráticas penetran, la gente lo ve. Pero democracia no es solamente lo que la mayoría de un pueblo decide, sino también la plena vigencia de los derechos humanos de todos.

—Hay quienes dicen que a Israel no le conviene que haya gobiernos democráticos en los países árabes. Que preferiría seguir negociando con regímenes autoritarios, como el de Mubarak en Egipto…

—¡Eso es una falsedad, no es cierto que razonemos así! ¡Qué más quisiéramos los israelíes que tener vecinos árabes con gobiernos democráticos y plena vigencia de los derechos humanos! Fíjese lo que pasó con los palestinos. Hamas ganó las elecciones en Gaza, pero ¿eso hizo que tuvieran un gobierno democrático? Claro que no. Si al final de la primavera árabe hay más gobiernos democráticos en la región, bien, nos manejaremos mucho mejor con ellos, pero si la mayoría prefiere vivir con gobiernos religiosos fanáticos, debo decirle que eso no me gusta, tampoco en mi propio país. No deben mezclarse religión y política. Es un fenómeno mundial, tal vez, la expresión de frustración de muchos pueblos con los resultados de la era del progreso y el siglo de las luces.

—¿Lo que moviliza hoy a muchos pueblos no es el nacionalismo sino la religión?

—Preste atención a este dato: ¿el Talibán o Al Qaeda son movimientos “nacionalistas” o son movilizaciones esencialmente religiosas? Yo creo que son fenómenos de índole religiosa. En la época de (Gamal Abdel) Nasser, en los años cincuenta del siglo XX, el nacionalismo panárabe era secular, ahora los movimientos chiitas o sunitas son de base teológica. No me gusta: cuando polemizamos por ideas podemos llegar a compromiso, pero cuando peleamos por un Dios no hay compromiso posible. Cuando la política se convierte en religión, todo se hace mucho más difícil. Nosotros, con nuestros vecinos Siria y Jordania nunca tuvimos un conflicto religioso, en cambio Irán, como Hezbollah o Hamas, colocan el asunto en términos irreductibles: Dios-no-quiere-que-estas-tierras-sean-habitadas-por-infieles-o-enemigos-del-Islam…

—¿Enfrenta Israel un frente palestino unido entre Hamas y Al Fataj?

—No, no existe tal cosa por ahora, pero si en el futuro cercano alcanzarán un acuerdo, no lo sé. Pero el problema que el mundo debe entender es que para Hamas, nuestro país, Israel, no debe existir. Y lo dicen abiertamente. La OLP no dice esto, pero si la OLP llega a un acuerdo con Hamas aceptando las posturas de Hamas, no habrá paz posible con Israel: no puedo ponerme de acuerdo con quien patrocina mi liquidación. La única paz posible para nosotros es aquella que garantice nuestra supervivencia, pero si entre ellos arman una coalición y eso no queda aclarado, no hay salida. Además, hay una contradicción entre ellos: la OLP dice que ellos son los únicos representantes del pueblo palestino, y eso es lo que Hamas no acepta y por eso, mientras sigan disparando misiles contra Israel desde Gaza, no veo qué acuerdo podríamos alcanzar con la totalidad de los palestinos. Ellos dicen que no son ellos los que nos atacan con cohetes sino combatientes de la Yihad Islámica, pero ¡qué casualidad! En las dos semanas previas al canje de nuestro soldado Gilad Shalit por los prisioneros árabes, interrumpieron los ataques, lo que quiere decir que cuando ellos quieren, pueden hacer detener los ataques terroristas. Pero no quieren.

—Muchos sostienen que Israel provoca a los palestinos prosiguiendo con su despliegue de asentamientos judíos en tierras donde los israelíes no son mayoría. ¿Cómo analiza esta afirmación?

—Yo formo parte del primer gobierno de Israel que oportunamente cesó la construcción de viviendas en zonas conflictivas. La palabra “asentamientos” o “colonias” luce horrible, pero nosotros lo que queremos construir son sólo viviendas para nuestra gente, casas para judíos en barrios judíos. Es una locura que no podamos hacerlo. No son “asentamientos”, son casas para nuestro pueblo, ¿por qué no podemos hacerlas? Ahora, mi pensamiento es que no deberíamos construir nada en tierras que estén destinadas a los palestinos. Ese es mi modo de ver las cosas.

—¿Qué opina Israel de la posición del gobierno de Cristina Kirchner de apoyar a los palestinos para que se los reconozca como Estado en la ONU sin un acuerdo con Israel?

—No puedo yo decirle lo que Timerman me dijo a mí, tiene que preguntárselo a él. Pero sí le puedo decir, en cambio, lo que yo le contesté: la única forma de que haya un Estado palestino es través de negociaciones con nosotros, para fijar las fronteras definitivas, con acuerdos que garanticen la seguridad y la desmilitarización de las zonas fronterizas.

—El Gobierno argentino dice que se limita a adoptar las mismas posiciones que la mayoría de los países de América Latina, sobre todo Brasil…

—Bueno, al menos contamos con la larga historia de amistad entre la Argentina e Israel. Nosotros hace muchísimos años que venimos insistiendo en que sólo a través de negociaciones directas entre ambas partes se llegará a la paz. Les hemos hecho a lo largo de los años muchísimas propuestas y concesiones a los palestinos y no las han admitido… Apoyar una actitud unilateral no sirve para apresurar el establecimiento de un Estado palestino.

—¿Le quedó claro de su reunión con Timerman si la Argentina adoptará o no un nuevo tipo de actitud para con el régimen de Irán?

—No es correcto que yo le diga a usted lo que me dijo Timerman. Esas son las reglas de la diplomacia. Yo sé que usted lo conoce y debería preguntárselo a él (risas estentóreas de Meridor y del embajador Daniel Gazit, que escucha la entrevista en silencio). Timerman tiene un hermano que vive en Israel. Ahora, la verdad es que la Argentina no es el protagonista principal de esta historia. De todos modos, no es bueno olvidar quién gobierna en Irán, un régimen acusado de asesinatos y que ahora quiere poseer armamento nuclear. Debería ser normal para la Argentina formar parte de esta campaña sobre el peligro que representa Irán para el mundo. La Argentina es parte del mundo occidental, es parte de la democracia. Tenemos diferencias, pero somos parte del mundo libre. Y tenemos la amenaza de este régimen. De nuevo, no quiero decir cuál es el rol que debe cumplir la Argentina, pero esperamos que en el seno de la Agencia Internacional de Energía Atómica su país adopte la posición correcta.