PRENSA

Las trampas mentales de la discriminación. Por Roxana Kreimer*

La discriminación de la que todavía son objeto los judíos en el país, tal como se desprende del informe del Instituto de Investigaciones Gino Germani (UBA), nos lleva a interrogarnos sobre los mecanismos que generan y hacen perdurar los prejuicios. Entre ellos, algunas trampas mentales que explican cómo ciertas ideas se transmiten acríticamente. La oposición nosotros-los otros es un componente fundamental de la gramática de los grupos humanos. Para nuestros antepasados primitivos saber si el otro representaba un peligro implicaba la diferencia entre la vida y la muerte. El integrante del propio grupo era considerado fiable, y “el otro” podía implicar una amenaza. Desde el punto de vista evolutivo, esa gramática quedó inscripta en nuestra mente actual, pese a que ya no cumple una función adaptativa y en parte explica las rivalidades entre grupos (Boca-River, cristianos-musulmanes). En los años cincuenta, el psicólogo Muzafer Sherif realizó un estudio en un campamento de adolescentes que no se conocían previamente. En una primera fase se les planteó la consigna de formar dos grupos. Ambos asumieron identidades diversas y contrapuestas, y empezaron a mantener una relación hostil. En una segunda fase, se buscó cohesionarlos mediante veladas de cine, pero la iniciativa fracasó. Luego se procuró unirlos estableciendo un problema común. Una cañería tapada produjo una inundación en el campamento y todos trabajaron para resolver el problema. Cuando lo lograron hicieron una fiesta y así neutralizaron la rivalidad, focalizados en objetivos comunes. (…) *Licenciada en Filosofía y Doctora en Ciencias Sociales (UBA).