PRENSA

Egipto teme un brote de violencia religiosa

Un día después del atentado que mató a 21 cristianos en una iglesia copta de Alejandría, se extendía ayer en Egipto el temor a que se profundicen las tensiones religiosas en el país, donde las autoridades detuvieron a decenas de sospechosos de estar implicados en el ataque.

Unas 5000 personas acudieron al funeral de las víctimas del atentado contra la iglesia de los Santos en el cementerio copto de la segunda ciudad más grande de Egipto.

La prensa egipcia, en tanto, exhortó ayer a cristianos y musulmanes a mantenerse unidos, ante el creciente temor a que la masacre de anteayer contra la minoría copta agudice las tensiones entre las dos comunidades.
«Alguien quiere ver explotar al país y provocar una guerra civil religiosa», afirmó el diario Rose al-Yusef , cercano al gobierno de Hosni Mubarak, que anteayer denunció la participación de «manos extranjeras» en la matanza.

La hipótesis de un coche bomba, investigada en un principio, fue descartada por el Ministerio de Interior egipcio, que reveló que la masacre fue «probablemente» perpetrada por un atacante suicida, bajo órdenes «de elementos externos».

Las fuerzas de seguridad detuvieron en las últimas horas a por lo menos 20 sospechosos en Alejandría. Hasta ayer, ninguna organización había reivindicado la autoría del atentado, que parecería llevar el sello del grupo terrorista Al-Qaeda.

Unos diez manifestantes resultaron heridos en choques con la policía frente a la sede de la televisión estatal egipcia en El Cairo, donde centenares de personas protestaban contra el atentado y pidieron juzgar a sus autores.

Los coptos, la mayor comunidad cristiana de Medio Oriente, representan entre el 6 y el 10% de la población de Egipto, de un total de 80 millones de habitantes, de mayoría sunnita.

El brutal atentado fue condenado ayer nuevamente por el papa Benedicto XVI al hablar durante el Angelus en la plaza San Pedro.

«Este vil gesto de muerte [de Egipto], al igual que colocar bombas cerca de las casas de los cristianos en Irak para obligarlos a irse, ofende a Dios y toda la humanidad, que justamente ayer oró por la paz e inició con esperanza un nuevo año», dijo el Papa, que invitó a «las comunidades eclesiásticas» víctimas de la violencia religiosa a «perseverar en la fe y en el testimonio de la no violencia».