PRENSA

Budapest: capital europea del antisemitismo

La capital de Hungría sobrevivió al fascismo y al comunismo y floreció tras la caída de la Cortina de Hierro. Pero ahora está experimentando un renacimiento del antisemitismo. El partido Jobbik, de extrema derecha, es parte del gobierno y los judíos están siendo abiertamente intimidados. La ciudad siempre fue buena para el drama; para las intrigas sobre la vida y la muerte, para el amor eterno y la mortífera traición, para la tortura, para el heroísmo político y para las escapadas sexuales. Fundada por los romanos, mejorada por los mongoles y oprimida por los turcos otomanos, Budapest se ha reinventado a sí misma una y otra vez, flexible en el flujo del tiempo. También ha servido como una especie de laboratorio para diversas ideologías políticas, desde el nacional-socialismo al fascismo y el comunismo. Naciones Unidas ha designado cuatro sitios de la ciudad como Patrimonio Mundial de Unesco: el panorama sobre el río Danubio, el distrito del castillo de Buda, la vía férrea subterránea del Milenio y la avenida Andrássy. Los húngaros quisieron usar el magnífico bulevar, diseñado y construido como parte de los preparativos para la celebración del mítico milenio de la nación en 1896 para demostrar que habían asumido su legítimo lugar en el centro del continente. El país cayó en poder de los nazis 40 años más tarde. El partido de la Flecha y la Cruz, un partido nacional-socialista húngaro que estuvo brevemente en el poder desde octubre de 1944 a marzo de 1945, seguía enviando judíos a los campos de exterminio después de que Adolf Eichmann, el “arquitecto del Holocausto”, ya había huido.