PRENSA

Boudou reconoció, en la DAIA, que utilizó una “metáfora inapropiada”

Cuatro días de silencio oficial pasaron desde que Amado Boudou comparara a dos periodistas de Clarín y La Nación con «los empleados que limpiaban las cámaras de gas durante el nazismo». En esas noventa y seis horas se acumularon declaraciones de repudio de las comunidad judía y de entidades periodísticas con pedidos de renuncia de dirigentes opositores. Ayer, finalmente, el ministro de Economía se acercó a la sede de la DAIA para disculparse. Lo hizo a su modo. Se arrepintió de haber utilizado una «metáfora inapropiada» pero al mismo tiempo dijo que «de ninguna manera» se iba a disculpar con los periodistas Candelaria de la Sota y Martín Kanenguiser, a los que ahora acusó de tener «actitudes antiargentinas» por «publicar permanentemente mentiras» en sus diarios. Boudou llegó a las 11 de la mañana a la sede de la DAIA, que funciona en el mismo edificio de la AMIA de Pasteur al 600. Allí se reunió con su presidente, Aldo Donzis, los vices Angel Schindel y Sergio Witis, el secretario general, Fabián Galante; el tesorero, Mario Comisarenco; el director ejecutivo, Jorge Elbaum; el director ejecutivo adjunto, Víctor Garelik y el director del Departamento Político, Alfredo Neuburger. El ministro afirmó que «A mí lo que me interesa dejar en claro es el uso de una metáfora inadecuada en cualquier contexto, dadas la importancia y la trascendencia que tiene en la vida, no de la comunidad judía, sino de la humanidad toda, lo que fue el terrible holocausto que se dio a partir del nazismo». Boudou se reivindicó como un «activista a favor de la diversidad cultural, con diálogo permanente con todos los sectores y con todos los medios», pero intentó justificar sus dichos explicando que habrían ocurrido en el marco de una «discusión personal» con los periodistas y «no declaraciones públicas en una conferencia de prensa». El ministro siguió contextualizando su exabrupto del viernes pasado ante los enviados especiales que cubrían su presencia en la Asamblea del FMI, contando supuestos pasajes de esa «discusión personal» en la que los periodistas le habrían «hecho un llanto prácticamente de trabajar en los medios que trabajan» porque «no estaban de acuerdo con las líneas editoriales de sus diarios y «se sentían soldados no queridos de una batalla no buscada». Kanenguiser había escrito ayer en La Nación que como «miembro orgulloso de la comunidad judía argentina» se sentía «particularmente ofendido por las palabras del ministro, quien, con especial maldad -dijo- me descalificó junto a otra periodista, banalizando el horror de la Shoá». Contó que había notado «satisfacción» en el rostro de Boudou al decir lo que dijo y que «ninguna retractación que haga, si realmente lo obligan a hacerla, disminuirá la gravedad de sus frases».