PRENSA

Detuvieron a un etarra que dio clases en la Argentina. Por Carlos Pagni

El martes de la semana pasada la policía de España detuvo en el País Vasco a siete personas vinculadas con Askapena, una agrupación de la izquierda separatista que depende, según las autoridades españolas, de la organización terrorista ETA. Esos activistas fueron acusados del delito de «integración de banda armada». Los datos en poder de la Audiencia Nacional, que ordenó las detenciones, señalan que el líder del grupo, Walter Wendelin, había dejado Buenos Aires tres días antes, es decir, el 25 de septiembre. Wendelin se había estado moviendo entre la Argentina y Uruguay desde el 1º de julio pasado hasta esa fecha. El dato podría circunscribirse a la crónica policial si no fuera porque Wendelin ha estado bajo la sospecha de varios gobiernos de la región, que le negaron la entrada en sus países en un gesto de solidaridad política con España. No se trata de gobiernos que puedan ser calificados de reaccionarios. Wendelin no pudo ingresar en Chile durante la gestión de Michelle Bachelet y en marzo pasado tampoco pudo hacerlo en Venezuela, donde Hugo Chávez le cerró las puertas. Para marzo ya había indicios de que en la república bolivariana había campos de entrenamiento para etarras, y esa información comenzaba a incomodar a Chávez con José Luis Rodríguez Zapatero. (…) Bonafini ha invitado a Wendelin como docente en las aulas de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo.