La organización terrorista Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), que ayer reivindicó el secuestro de cinco franceses y dos africanos en Níger e incita por Internet a sus militantes a que cometan atentados suicidas contra Francia, empieza a convertirse en una pesadilla para el gobierno del presidente Nicolas Sarkozy y sus servicios de inteligencia. Aunque esa sigla recién ahora trepó a los titulares de los diarios, su guerra santa contra Francia comenzó en 2008, cuando Abdelmalek Droukdal, que se presentaba como «emir supremo» de la organización, lanzó su primera amenaza en un discurso de 29 minutos difundido por un sitio web: «Aquellos que piensan que Francia garantizará su seguridad [?] se equivocan», dijo. Un año antes, el egipcio Ayman al-Zawahiri, lugarteniente de Osama ben Laden, había apelado a los musulmanes de Africa del Norte para «apoyar a sus hijos, los mujaidines [de AQMI] contra los cruzados y sus hijos» y ayudarlos a «limpiar» la región de franceses y españoles. Esta semana, con el secuestro de cinco franceses y dos africanos en Níger y las amenazas lanzadas contra Francia por otro de sus líderes, Abu Anas al-Chanqiti, todo parece indicar que AQMI está dispuesta a ejecutar sus amenazas.
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