PRENSA

Diferentes atentados, el mismo dolor

El encuentro organizado por la DAIA se dio en el marco de la conmemoración de un nuevo aniversario del ataque a la mutual judía ocurrido el 18 de julio de 1994. Los testimonios coinciden en las sensaciones de dolor y la necesidad de pedir justicia.

POR SERGIO LIMIROSKI

Aunque cada uno de ellos los vivió en lugares diferentes, al dar u testimonio se dan cuenta s que sienten los mismos olores, los mismos gritos, los mismos llantos cada vez que recuerdan el terrible momento. Ocurre que los atentados terroristas se parecen al momento de generar daño, de causar dolor, de lastimar la condición humana.

Reunidos por DAIA y con motivo de conmemorarse un nuevo aniversario del atentado a la AMIA familiares y víctimas de los ataques terroristas en la mutual judía, la embajada de Israel en el país, las Torres Gemelas de Nueva York, y la estación de Atocha en Madrid, se reunieron ayer en Buenos Aires para dar a conocer la experiencia de vivir este traumático momento.

El encuentro, realizado en el hotel Panamericano, contó con la presencia del vicecanciller argentino Alberto D’Alotto; el embajador de Israel en Argentina, Daniel Gazit; y el presidente de DAIA, Aldo Donzis.

El primer testimonio fue el de Elizabeth Dickey, quien perdió a su padre Joseph en el atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York. En forma concisa, la mujer detalló que perder a un familiar en un ataque terrorista es «un puñal que afecta para siempre tu vida». Y que sobrellevó esta terrible pérdida buscando justicia y el tratar de construir un mundo mejor para todos.

Luego Therry Grace Sears presentó la actividad que realiza la organización ‘Tuesday’s Childrens’, que ayuda a los 125 niños que nacieron tras el atentado en Nueva York, y son familiares de las 3 mil personas que murieron tras la caía de las Torres.

«Estos chicos hoy tienen entre 8 y 9 años y recién ahora empiezan a comprender la pérdida que sufrieron», señaló la mujer, quien agregó que la agrupación desarrolla programas para que los hijos de las víctimas sepan como impacta el llamado 11-S en las familias.

Por último, Grace Sears señaló que es fundamental que haya unión entre los países y los pueblos para luchar juntos contra «el camino horrible que tomó el mundo».

Luego llegó el turno de escuchar: los testimonios desgarradores de dos mujeres que estaban dentro del edificio de la AMIA al momento del atentado: Ana María Blugerman de Czyzewski y Tamara Scher, a 1 que luego se sumaron los de Olga lar y Sergio Burstein.

POLVO Y DOLOR Ana María recordó que aquél 18 de julio de 1994 estaba realizando su trabajo de auditoría y al momento de la explosión estaba al lado de su amiga Tamara.

«Mi hija Paola de 21 años me había venido a ayudar. Yo me levanté y fui hacia la parte posterior dei edificio cuando sobrevino la explosión. Después vino la desesperación por encontrarla».

Ana María mencionó que 16 años después de la voladura de la AMIA aún queda en su memoria el olor al polvo que causó la caída de escombros. «Tras perder a Paola en el atentado, aprendí a vivir con el dolor de vivir sin una hija».
La mujer contó que sus otros dos hijos y sus cinco nietos, en parte fueron cubriendo el dolor, pero la tristeza de no tener a Paola «fue y sigue siendo enorme».

Ana María resaltó que 16 años después de la voladura de la AMIA, no se encontraron a los culpables «que se llevaron 85 vidas porque sí. Aún debo convivir con la incógnita de que fue lo que realmente pasó».

Tamara Scher, por su parte, indicó que cuando se acerca esta fecha, «una recorre el mismo miedo y dolor, la repentina negrura atroz en que se convirtió el aire, el sentir el olor del explosivo”.
La sobreviviente comentó que el destino quiso que ella saliera con vida de ese lugar. “Estaba mandando un fax. Yo era la secretaria del presidente y el me pidió que escribiera una carta. De no haber sido así yo hubiera estado en el lugar en el que nadie sobrevivió”.

La mujer recordó que luego de la explosión, escuchó los gritos desesperados de Ana María buscando a su hija. “Después todo se quedó quieto. Como pudimos fuimos hacia la escalera pero sólo quedaba un agujero. Estábamos del lado de Uriburu, no de Pasteur por eso creo que nos salvamos”.
“Queríamos bajar –continuó- pero no se podía. Finalmente llegó alguien con una escalera. Gritábamos y llorábamos por decir que estábamos vivos. Después la vi pasar desesperada a Ana María corriendo con un solo zapato”.

AGUJERO NEGRO Tamara agregó que a pesar de lo vivido, nunca pensó en dejar de ir a la AMIA. “Me queda la angustia y el miedo de no haber podido ir a la cochería de la mutual donde se apilaron los cadáveres de los muertos”.

Con lágrimas la sobreviviente contó que “nadie puede imaginarse lo que es tener un recuerdo como este. El agujero negro que quedó aquella vez en la calle Pasteur es también el agujero negro que llevo en mi corazón”.
Más tarde le tocó contar su vivencia a Mónica Sánchez García, quien sobrevivió al atentado a los trenes de Madrid. “Yo iba ese día a trabajar en tren cuando explotaron las bombas en la estación de Atocha”.

Mónica señaló que tras la voladura estuvo un mes en coma, y perdió el embarazo de su segundo hijo. “Casi no tengo recuerdos de ese momento, sí puedo decir que ese día la bomba no fue para mi o para otros, ese día le pusieron la bomba a toda la sociedad española”.
“En aquel momento –continuó tenía 28 años y una hija de 14 meses. Por ella luché y tras 2 años pude dejar la silla de ruedas. Hoy lucho para que con justicia la palabra terrorismo no tengamos que verla más en los diccionarios».

María López Camacho contó también luego lo duro que es sobrellevar la muerte de su hijo Sergio, quien falleció tras el atentado en Atocha. «El tenía 17 años y había empezado a trabajar porque quería tener dinero para sacar el carnet de conducir», comentó la mujer.
«Ese día se levantó temprano como todos los trabajadores españoles y fue a la estación», dijo la mujer, quien señaló que el atentado podría haber sido aún peor. «A esa hora viajan muchísimos chicos a la universidad, pero una, huelga hizo que muchos jóvenes se salvaran»‘.
María comentó que busca junto a miembros de una organización de familiares de víctimas del atentado «que haya justicia. Muchos días desfallecemos en esta lucha, pero están las estrellitas que nos miran y dicen que sigamos por ellos y por todos quienes fueron víctimas de atenta dos en todas partes del mundo».

CONTRA EL PROGRESO Jorge Cohen señaló al referirse al atentado a la embajada de Israel del que sobrevivió que «tuvimos el triste privilegio de ser las primeras víctimas de un atentado que no fue el último, de ataques indiscriminados que van contra el progreso y a favor de la regresión. El fin y los medios son lo mismo».
Alberto Kupersmid, también sobreviviente del ataque a la embajada agregó que buscó durante días tras lograr salir de los escombros a compañeros por todos los hospitales. .
«Somos sobrevivientes de atentados terroristas, y vivir día a día con esto no es fácil. Por eso son importantes estos encuentros, para transmitir que nos pasó.