PRENSA

EE.UU. admite que tiene «graves desacuerdos» con Brasil por Irán

Todo el mundo lo sabía. Al gobierno de Barack Obama le cayó mal el acuerdo que Brasil y Turquía sellaron con Irán el 17 de mayo pasado para frenar su programa nuclear. Recién ayer, sin embargo, la propia Secretaria de Estado, Hillary Clinton, reconoció públicamente el descontento y explicó el motivo. «Sin duda tenemos muy serios desacuerdos con la diplomacia de Brasil hacia Irán», porque, dijo, el acuerdo le permite a Irán ganar tiempo. «Le hemos dicho a Lula y a mi homólogo (el canciller brasileño, Celso Amorim) que comprar tiempo para Irán, permitirle eludir la comunidad internacional respecto a su programa nuclear, hace del mundo un lugar más peligroso, no menos», dijo.

La pregunta ahora es si Washington y Brasilia lograrán mantener la buena relación que tenían o si, por el contrario, predominará de ahora en más la desconfianza. También cabe preguntarse cuál será el impacto que la nueva dinámica entre ambos gobiernos tendrá sobre el resto de la región.

«En la OEA, la tensión es muy visible. Estamos preparando las resoluciones que deberemos votar en la Asamblea General del 7 de junio, en Perú. Cuando EE.UU. dice «blanco», Brasil dice inmediatamente «negro». Brasil se está radicalizando y le ha comenzado a hacer el juego a los países del ALBA, cuando antes actuaba de contrapeso. Creo que todo esto tendrá un impacto a largo plazo», dijo a Clarín ayer un embajador latinoamericano ante la OEA. Hillary calificó el desacuerdo que tienen con Lula por el tema iraní de «muy serio». «Ellos tienen una perspectiva diferente», «tienen sus propios argumentos. Pero, «EE.UU. simplemente no está de acuerdo con ese enfoque», dijo.

La prensa brasileña filtró recientemente una carta que Obama le mandó a Lula haciéndole sugerencias sobre cómo gestar el acuerdo con Irán. En la Casa Blanca explicaron ayer a Clarín que no podían hacer comentarios sobre la correspondencia personal del Presidente. Pero, a juzgar por las declaraciones de Hillary, o Turquía y Brasil no respetaron las sugerencias de Obama o la Casa Blanca utilizó a los otros dos países para ver hasta dónde estaba dispuesto a llegar Irán y, cuando vieron el alcance del acuerdo, lo rechazaron.

Hillary buscó suavizar sus declaraciones diciendo que «nuestro desacuerdo no mina de ninguna manera nuestro compromiso en ver a Brasil como un socio y amigo en este hemisferio y más allá aún». «Queremos una relación con Brasil que supere el paso del tiempo, sin importar quién sea el presidente o cuál sea la constelación política en Brasil».

Ayer, el diario Folha de Sao Paulo afirmó que, desde el principio, Obama advirtió a Brasil que EE.UU. seguiría buscando consenso en la ONU para reforzar las sanciones contra Irán. De hecho, la reunión que Obama tuvo con Lula y con el premier turco en la Cumbre de Seguridad nuclear de Washington fue muy tensa. Obama salió tan poco convencido que, durante la conferencia de prensa, no dedicó ni una mención a las negociaciones de sus colegas con Irán. Mediante el acuerdo firmado días atrás, el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad se comprometió a enviar sólo 1.200 kilos de uranio enriquecido a Turquía. EE.UU. considera que eso no es suficiente porque en octubre del año pasado Irán estuvo por firmar un acuerdo similar y al final dio marcha atrás. Desde entonces, Irán ha seguido enriqueciendo uranio. Es decir que, ahora, los 1.200 kg constituyen una proporción menor del total de uranio que tiene el país. Los especialistas calculan que en vez de ser dos tercios del total, como en 2009, ahora es sólo la mitad.

Según la Casa Blanca, incluso si Teherán envía los 1.200 kg de uranio a Turquía, le quedará suficiente uranio como para construir un arma nuclear. Además el acuerdo no prohíbe a Irán seguir enriqueciendo uranio ni tampoco le pide que vuelva a sentarse a la mesa de negociaciones.