PRENSA

Discurso del Presidente de la DAIA 27 de Enero de 2010 Acto conmemorativo de la Shoá

Nos congregamos nuevamente un 27 de enero en Buenos Aires, convocados por el gobierno nacional y el Capítulo Argentino de la Task Force, que integramos, para conmemorar el horror de la Shoá, para rendir homenaje a sus victimas, a sus mártires y a sus héroes, a los sobrevivientes que hoy tenemos el honroso privilegio que nos acompañen en este acto.

Se cumplen precisamente hoy 65 años de la entrada del ejército soviético al campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, donde millones de seres humanos fueron asesinados, en su mayoría judíos, por su sola condición de tales. En enero de 1945 ante el avance de las tropas de la Unión Soviética, los nazis, desesperados por huir enviaron a casi todos los 58.000 prisioneros que quedaban en Auschwitz a una Marcha de la Muerte hacia Alemania. La mayoría de ellos fueron asesinados en el trayecto. Al ingresar al campo, las tropas rusas solo encontraron a 7.650 prisioneros al borde de la muerte. Un millón de judíos había sido exterminado en ese ámbito de horror.

Hace pocas semanas, el tristemente célebre letrero que cuelga en la entrada principal del campo de exterminio, el que señala que “El trabajo os hace libres”, fue robado por encargo de una organización neonazi sueca. Cuesta comprender a las mentes perversas capaces, 65 años después del fin del horror, de profanar lo que constituye para el pueblo judío y para la humanidad toda un símbolo del genocidio mas terrible perpetrado por el régimen que fuera la encarnación del mal absoluto.

Quienes tenemos responsabilidades públicas, ya sea en el ámbito de la sociedad civil, como en nuestro caso, o en la esfera gubernamental, debemos ejercer el sagrado deber de la memoria, una memoria militante, que se traduzca en hechos concretos, en la denuncia permanente contra quienes pretenden reeditar acciones persecutorias, quienes predican un antisemitismo digno del Tercer Reich, y que a veces enmascaran como antisionismo, así como la enseñanza sobre la Shoá para que las nuevas generaciones conozcan la dimensión del horror, de los crímenes cometidos, de lo que es capaz el totalitarismo genocida.

Un valioso ejemplo de este compromiso activo lo constituye la Resolución 80 aprobada en 2009 por el Consejo Federal de Educación, y por la cual se establece la enseñanza de la Shoá en la currícula educativa de todo el país. Esta decisión unánime de las 24 jurisdicciones, es profundamente valorada y reafirmamos nuestro compromiso de participar decididamente, colaborando en la ejecución de tan loable objetivo.

El recordar constituye siempre un acto de fe, particularmente cuando lo que se conmemora es un hecho trágico que deja profundas heridas en el tejido social de una comunidad. Es casi imposible encontrar a integrantes de la comunidad judía en cualquier país del mundo que no hayan perdido a miembros de su familia a manos de la maquinaria asesina del nazismo. Son muchos los monumentos, los memoriales, los museos que rinden tributo a la memoria de nuestros mártires. En los cementerios judíos existen monumentos en homenaje a los judíos exterminados durante la Shoá, que constituyen un lugar de profundo recogimiento.

Cuando asistimos horrorizados a la reiterada profanación de cementerios y tumbas judías en nuestro propio país, no podemos sino reaccionar con indignación frente a estos ataques aberrantes. ¿Puede concebirse lo que significa para cualquier miembro de la comunidad judía el visitar la tumba de un ser querido y encontrarla agraviada con inscripciones de cruces esvásticas, el siniestro símbolo bajo el cual fueron asesinado sus antecesores?

La DAIA lleva un registro pormenorizado de todos los ataques antisemitas. Solo a partir del año 1987, en que se comenzaron a auditar minuciosamente estos hechos, se han perpetrado 38 ataques contra cementerios judíos en nuestro país, y se han profanado cerca de 1000 sepulturas. ¿Cuál es el hilo conductor de estos hechos? La impunidad. Hace pocos días la pequeña comunidad judía de San Luis fue víctima de una profanación sin precedentes, con proliferación de agravios dignos de los jerarcas nazis.

Señoras, señores, queridos sobrevivientes:
Somos parte de la generación que ha recibido el legado, sagrado e ineludible, de portar la antorcha de la memoria y transmitirla a los jóvenes, a nuestros hijos y nuestros nietos para que ellos a su vez garanticen que nuestros mártires jamás sean olvidados, que siempre se tenga presente a los héroes que combatieron en ghettos y bosques, que se rinda tributo a los justos no judíos, de diversos credos y nacionalidades, que no dudaron ante un dilema ético y salvaron vidas aún a costa de arriesgar las propias.

El compromiso de recordar también incluye a los verdugos, a los criminales que masacraron a nuestros hermanos, a los ideólogos que alimentaron el odio antijudío, a los colaboracionistas, a los asesinos de un millón y medio de niños.

Cuando hoy asistimos con estupor e indignación a expresiones que niegan el Holocausto, o que pretenden minimizarlo incluso en boca de algún jefe de Estado, no podemos menos que expresar la satisfacción por la decisión adoptada por un prestigioso grupo de juristas, dirigentes políticos, académicos, dirigentes de Organizaciones no Gubernamentales de diversas nacionalidades y credos, que liderados por el ex ministro de justicia de Canadá Irwin Cotler, han formulado una petición a los gobiernos y las Naciones Unidas para una masiva acción diplomática y económica contra Irán. Entre otros conceptos se refiere específicamente al delito de incitación al genocidio por parte del presidente de ese país, delito previsto en el artículo 3º de la convención contra el genocidio de la ONU. El petitorio solicita que el Consejo de Seguridad de la ONU eleve las acusaciones a la Corte Penal Internacional.

Formulamos un llamado a los gobiernos democráticos, en especial a los de nuestra América Latina:

Al líder iraní no deben rendírsele honores sino recriminarle sus horrores, y hacerlo responsable por ellos.

No permitamos el desarrollo de ghettos fundamentalistas cuyo único objetivo es la ideología de la destrucción, la violencia, la muerte.

Señoras, señores, como ciudadanos argentinos y miembros de la comunidad judía nos sentimos profundamente complacidos que nuestro país haya sido uno de los impulsores de la resolución de Naciones Unidas que estableció el 27 de enero como día internacional de conmemoración del Holocausto, y que año a año las autoridades nacionales honren dicho compromiso convocando a la sociedad a recordar y educar.

Debemos trabajar mancomunadamente para profundizar la tarea, para fortalecer la educación de nuestros jóvenes contra toda expresión discriminatoria y por la preservación de los derechos humanos.

Será el mejor homenaje para aquellos que hoy recordamos con emoción y dolor.

Nunca permitamos banalizar el Holocausto, se estaría banalizando de esta manera la destrucción masiva de un pueblo.