PRENSA

Sobrevivientes del Holocausto en juicio contra Demjanjuk

El juicio contra el presunto criminal nazi John Demjanjuk continuó hoy en Munich con el testimonio de varios sobrevivientes del Holocausto.
El proceso, uno de los últimos contra presuntos colaboradores del régimen nazi, se retomó el lunes, después de que a principios de mes tuviera que suspenderse temporalmente por enfermedad del acusado, de 89 años.
En la vista de hoy, un sobreviviente holandés del Holocausto, Jules Schelvis, de 88 años, relató su dramática experiencia en el campo de concentración de Sobibor, en la Polonia ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial (1939-45).
Schelvis perdió a 18 familiares en ese campo nazi, entre ellos a su esposa, de 22 años, y a sus suegros. Otros 20 allegados fueron asesinados en el campo de exterminio de Auschwitz, según recordó en una emotiva comparecencia ante el tribunal. El querellante sobrevivió a la barbarie nazi y escribió un libro sobre los crímenes cometidos por los nazis.
El lunes se escuchó el testimonio de otros muchos querellantes particulares, principalmente holandeses y todos de origen judío, algunos de los cuales perdieron a toda su familia en Sobibor.
«Para mí, Sobibor es una herida dolorosa que aún no ha cicatrizado», dijo entre sollozos un hombre de 86 años procedente de Amsterdam, que perdió a sus padres, a su hermana y a su novia.
«Siempre le preguntaba a mi madre por qué yo no tenía un padre con quien jugar al fútbol, como mis amigos», relató por su parte otro hombre, de 67 años, que perdió a 74 miembros de su familia en los campos nazis.
Demjanjuk, apátrida pero de origen ucraniano, está acusado de haber colaborado con los nazis en el asesinato de 27.900 personas en 1943, cuando era guardia en el campo de exterminio de Sobibor.
Aunque padece una afección medular que podría degenerar en leucemia, los médicos aseguran que es mental y físicamente apto para enfrentar el juicio, si bien no más de tres horas diarias.
Como en las vistas anteriores, hoy el acusado tuvo que ser trasladado al tribunal del distrito de Munich en silla de ruedas y siguió el juicio tapado por mantas, con los ojos entrecerrados.