PRENSA

Indignación por Ahmadinejad

El líder libio, Muammar Khadafy, no fue el único que despertó protestas y revuelo ayer, en la Asamblea General de la ONU. El ultraconservador presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, un mandatario que suele negar el Holocausto, aprovechó su discurso para volver a lanzar fuertes críticas contra Israel y defender las polémicas elecciones presidenciales en su país.
La indignación en el recinto fue tal que varias delegaciones se levantaron mientras Ahmadinejad hablaba, en un ostensible gesto de repudio a las declaraciones del mandatario.
Entre las delegaciones que se retiraron momentáneamente del foro se encontraba la de Israel, que promovió un boicot a la presencia de Ahmadinejad, y la argentina, que cuestiona la falta de cooperación de Irán con la investigación por el atentado de la AMIA, en 1994, por el cual están imputados altos funcionarios iraníes.
También se retiraron las delegaciones de Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá e Italia.
Todos estos países rechazan las expresiones de Ahmadinejad que ponen en duda el Holocausto y, al igual que Israel, ven con preocupación el avance del plan nuclear iraní.
Incluso poco antes de su discurso, cancilleres del Grupo de los Seis (China, Rusia, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania) se reunieron en forma paralela a la asamblea para empezar a definir nuevas sanciones contra Teherán si insiste en no negociar su plan nuclear, sospechado de tener fines armamentísticos.
Afuera y adentro
Además, hubo unas 3000 personas que protestaron en las inmediaciones de la sede de la ONU contra la presencia del líder iraní.
En su discurso Ahmadinejad responsabilizó a Israel de «políticas inhumanas contra los palestinos».
«El despertar de las naciones y la expansión de la libertad en todo el mundo ya no permite continuar con su hipocresía y sus actitudes viciosas», sostuvo.
«¿Cómo puede uno imaginar que las políticas inhumanas en Palestina pueden continuar? ¿Cómo pueden los crímenes de los ocupantes contra las mujeres y niños indefensos, y la destrucción de sus hogares, granjas, hospitales y escuelas contar con el apoyo incondicional de ciertos gobiernos?», se preguntó.
«Ya no es aceptable que una pequeña minoría que domina la política, la economía y la cultura de las partes más importantes del mundo […] y establece una nueva forma de esclavitud, dañe la reputación de otras naciones […] para alcanzar sus ambiciones racistas», dijo. «Nuestra nación ha pasado por unas gloriosas elecciones plenamente democráticas», dijo el mandatario, que evitó referirse a la represión de los manifestantes que denunciaban un fraude en los comicios.