PRENSA

Otra dura condena de Benedicto a los nazis

Benedicto XVI afirmó ayer que los campos de exterminio nazis son «símbolos extremos del mal, del infierno que se abre sobre la tierra cuando el hombre olvida a Dios y lo sustituye, usurpándole el derecho de decidir qué está bien y qué está mal, de dar la vida y la muerte».
Antes de recitar el Angelus desde el patio del Palacio Apostólico de la residencia veraniega de Castel Gandolfo, donde transcurre un período de vacaciones, el Papa evocó a dos mártires muertos «en Auschwitz, Santa Benedicta de la Cruz-Edith Stein y San Maximiliano Kolbe, canonizados por su predecesor, Juan Pablo II.
La asesinada monja carmelita de ascendencia judía fue convertida en santa en 1998, mientras que el fraile franciscano polaco había subido a los altares en 1982, por haberse sacrificado en el mencionado campo de concentración para que un padre de familia lograra sobrevivir.
«Lamentablemente, este triste fenómeno no está circunscripto a los lagers del Tercer Reich, son más bien la punta culminante de una realidad amplia y difundida -describió-. En el mundo contemporáneo hay ideologías y filosofías pero cada vez más también hay modos de pensar y actuar que exaltan la libertad como único principio del hombre, en alternativa a Dios, y de ese modo transforman al hombre en Dios, que hace de la arbitrariedad el propio sistema de comportamiento».
APLAUSOS HEBREOS
El presidente de la Unión de las comunidades hebreas italianas, Renzo Gattegna, destacó que las palabras del Pontífice «suenan como una condena aún más definitiva del holocausto y de cualquier otra forma de genocidio: y de persecución».
En su reciente viaje a Tierra Santa, en mayo pasado, el Vaticano desmintió que Joseph Ratzinger hubiese integrado las juventudes hitlerianas. Pero según una investigación alemana, citada por la agencia de prensa religiosa católica francesa Imedia, el ahora Obispo de Roma ingresó en las juventudes hitlerianas, en contra de su voluntad, cuando cumplió 14 años.