PRENSA

Palabras del presidente de la DAIA, Aldo Donzis en el acto por el día del Holocausto

Señor Canciller, señor ministro de Educación, señores ministros, funcionarios de Estado, Secretarios de Estado, embajadores, Directora del INADI, embajadores presentes, funcionarios, representantes de la comunidad judía y, especialmente, sobrevivientes del Holocausto, a quien sinceramente y con todo el corazón abrazo, porque representan para mí parte de mi familia que ha sido asesinada en la Shoá.
Celebro enormemente que las Naciones Unidas haya instituido, cada 27 de enero, el Día Internacional de Conmemoración Anual en Homenaje a las Víctimas del Holocausto.
Lamentablemente debieron transcurrir seis décadas para que este alto organismo internacional haya acordado rendir homenaje a los seis millones de mártires e impulsar fuertemente la educación contra el racismo y la xenofobia.
Estar aquí, en este lugar, es un sitio que cobra singular, muy especial relevancia, el ministerio de Educación, en virtud de que la Argentina junto con otras veinticuatro naciones formen parte del Grupo de Trabajo para la Cooperación Internacional en la enseñanza, en la recordación y en la investigación del Holocausto.
El pueblo judío hace culto a la memoria como un deber sagrado. Olvidar a las víctimas del odio antisemita nazi sería un triunfo para los genocidas, para sus cómplices e incluso para los negadores contemporáneos.
La Shoá pudo ocurrir no sólo por la perversa máquina asesina del régimen nazi. Pudo ocurrir por la indiferencia y el silencio cómplice de muchas naciones y, además, por la negativa de admitir a muchos perseguidos, huyendo del horror, simplemente por buscar un refugio seguro, un refugio de paz.
Hay demasiadas actitudes históricas en demasiados países, incluso en nuestro país, que deben avergonzarnos como seres humanos.
Pero también hay que hacer mérito a la justicia y debemos destacar la conducta de aquellos justos de diversas nacionalidades, que han salvado enorme cantidad de vidas humanas, aún poniendo en riesgo su propia vida. Este hecho, que es un acto moral, que tiene que ver con una decisión de vida de los individuos, es algo que la DAIA viene destacando en los últimos actos conmemorativos que se realizan en las embajadas de países europeos, y los cuales seguiremos haciendo en el transcurso del año.
Recientemente se cumplieron sesenta años del Juicio de Nüremberg, cuyo veredicto, el 1º de octubre de 1946, ha documentado fielmente, en un juicio ejemplar, las atrocidades, en toda su magnitud, de la maquinaria y el régimen nazi. Sin embargo, hace algunas décadas que venimos escuchando algunas voces que intentan negar lo innegable, ofendiendo y agraviando, así, la memoria de los mártires y a los sobrevivientes del horror.
Hoy, casi pensamos que nunca más lo íbamos a escuchar, por primera vez desde la Shoá escuchamos a un mandatario de Estado, que precisamente es el presidente de un país miembro de aquella Asamblea General, que hace dos años instituyó este día en conmemoración del Holocausto, que no sólo comulga con la ideología, sino que además la promueve. Promueve convocando a congresos, promueve convocando a lo peor del revisionismo pro nazi solamente por cuestionar la credibilidad de la masacre de casi un tercio del pueblo judío en el mundo.
Realmente, tengo que decir, estamos avergonzados como latinoamericanos. Hemos visto como reciben al líder iraní con altos honores y hasta se lo saluda como hermano defensor de causas justas.
Quiero decirles a todos los que transitan ese camino: señores presidentes latinoamericanos, reciban y abracen a los sobrevivientes, no a quienes comulgan con el genocidio. Señores presidentes latinoamericanos, visiten Auschwitz y rindan tributo a las víctimas, no a los apologistas. Señores presidentes latinoamericanos, cómo justificar frente a un millón y medio de niños masacrados por los nazis saludar como hermano a quien, precisamente, niega que los hayan asesinado. Señores presidentes latinoamericanos, cómo se puede explicar la hospitalidad en su recibimiento a alguien que prometió públicamente a nivel internacional borrar del mapa al Estado de Israel, violentando todas las normas internacionales de convivencia entre los Estados.
Por eso tengo que destacar, como dijimos cuando asumimos la conducción de la DAIA, destacar la actitud del Gobierno Nacional en no comulgar con las propuestas del líder iraní. Destacar la actitud de la Cancillería argentina, cómo se trabaja en la Task Force y el compromiso que tiene la Argentina frente a la educación y la difusión del Holocausto. Y también destacar la decisión del presidente Kirchner de no viajar a la asunción del presidente de Ecuador, sólo por pisar suelo latinoamericano el presidente iraní.
Pensamos que la educación para nosotros es un hecho esencial, por eso es que este compromiso de la Argentina en la Task Force nos parece sumamente importante; y por eso destacamos la labor de la Cancillería.
Y decimos que es sumamente esencial porque tenemos que combatir la ignorancia histórica de muchas familias, hoy en día, que pueden llegar a suponer que tener en su casa una estatuita de Hitler y que los niños puedan jugar pareciera que es algo inofensivo. Y también debemos combatir esa ignorancia histórica por falta de información de muchas familias, que hemos visto hoy en los medios de información, que en la ciudad de Rosario han pintado, hay muchas pintadas antisemitas frente a la Universidad de Humanidades, frente a distintas escuelas, como ocurrió la semana pasada agraviando a un comercio propiedad de una judía.
Señores, hemos dicho al principio que la indiferencia y el silencio de los gobiernos y de las sociedades permitió la Shoá. No sólo el tributo a los héroes, el homenaje a los sobrevivientes y el recuerdo a las víctimas es suficiente. Hace falta acompañar, incluso, con una muy fuerte decisión y compromiso de todos los líderes del mundo, para señalar y para enfrentar a todos aquellos personeros del odio.
Debemos recordar, debemos mantener la memoria viva para impedir nuevos genocidios y holocaustos a las nuevas generaciones.
Pero también tenemos una obligación: no olvidar que por los silencios de muchos, en el pasado, hoy debemos realizar muchos, en el presente, muchos minutos de silencio en los actos de recordación durante el resto de nuestras vidas.
Muchas gracias.